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Convivir con el CoVid-19 no ha sido para nada sencillo. Cuando en marzo tuvimos el primer encuentro con el virus suponíamos que se trataba de algo de mes y medio o dos meses. Nadie creía que íbamos atravesar una lucha tan larga, combatiendo con un enemigo “invisible”.

Nadie estaba preparado

Hablamos de una batalla prolongada para los tiempos modernos, para los “millenials”, que salvo por alguna circunstancia particular no habían pasado más de 10 días encerrados en sus casas. Yo soy uno de ellos. Soy profe de educación física y me desempeño como docente en un colegio, también trabajo con las divisiones inferiores de futbol en el club Luján y coordino el centro de entrenamiento deportivo Mentegol. Soy de esas personas que no pueden quedarse quieto por mucho tiempo. Me gusta hacer deporte, andar en bicicleta, salir con amigos, entre otras cosas.
Desde el sábado 14 de Marzo que el gimnasio cerró sus puertas al público, pocos días después se decretó la cuarentena obligatoria y también dejé de ir a la escuela. Los primeros días los tomé como vacaciones forzadas, iban a venir bien para reorganizarme y dedicar tiempo al estudio. También este receso iba a permitir pintar un poco el gimnasio que por una operación en la rodilla a fines de año pasado lo fui posponiendo. Juegos en familia, algún libro o serie en Netflix (que terminaron siendo dos o tres), el comienzo del primer cuatrimestre universitario, todas esas cuestiones lograron que ocupe el tiempo y no padezca tanto el encierro. De todas maneras, en el colegio y en el club seguimos trabajando vía Zoom, Clasroom, Meet, y cuanta aplicación estuviera dando vueltas.

Nueva realidad y nuevos desafíos

Pero con la extensión del confinamiento, que se fue anunciando cada dos semanas, teníamos que comenzar a proyectar cómo continuar y convivir con esta nueva realidad. Por iniciativa de algunos dueños de los gimnasios de Luján se conformó un grupo de WhatsApp donde fui invitado a participar. La finalidad era conformar un protocolo para retomar las actividades cuando se presenten las condiciones y lo dispongan las autoridades. Se mantuvieron reuniones con el gabinete del intendente, se elevó el pedido y se diseñó un protocolo para poder establecer un lineamiento general que involucre las medidas de seguridad e higiene necesarias para volver a desarrollar nuestro trabajo.
Con el correr de los días, y viendo que la situación en AMBA no mejoraba, sino todo lo contrario y que volvíamos a fase 1, la vuelta de los gimnasios quedó postergada vaya uno a saber hasta cuándo. Algunos de los representantes del grupo con mayor experiencia en el rubro tuvieron charlas con la cámara de gimnasios de la Pcia. de Bs. As y con la reconocida revista Mercado fitness con la intención de intercambiar ideas, y manifestar lo que nos estaba ocurriendo. El rubro es sin dudas uno de los más perjudicados, porque va a ser uno de los últimos en restablecerse, a pesar de la paradoja de que “la actividad física es salud”.
Es difícil solventar gastos de alquiler, monotributo, servicios, ni hablar de aquellos que tienen algunos empleados. Pero además, sumamos la incertidumbre de no saber cuándo realmente se presentarán las condiciones para poder volver.
Hemos tenido que reinventarnos también en este aspecto, y aprender cosas nuevas para poder subsistir. Algunos desde abril que dan clases virtuales, de modalidad abierta para el público general o para sus clientes. Otros han diseñado rutinas y alquilado sus materiales, permitiéndoles tener una entrada más de dinero. Están quienes lamentablemente tuvieron que cerrar sus puertas o cambiar de rubro para poder tener ingresos.
En mi caso particular, me manejé con rutinas para aquellos que las solicitaron. A varios clientes les presté materiales para entrenar, mediante listas de difusión y las redes sociales les hice llegar ejercicios, actividades y aplicaciones que podían ser de utilidad para entrenar en casa.
También contamos con el aporte de profesionales como el Licenciado en nutrición Federico Prina y el Licenciado en Psicología Esteban Gómez. Ambos pusieron a disposición del público tips por medio de videos en redes y conocimientos relacionados a su área de trabajo, que han sido de muchísimo provecho para afrontar esta etapa.

Necesitamos no perder el vínculo

En junio, ante el pedido de algunos clientes, comenzamos con las clases virtuales personalizadas y en pequeños grupos. La verdad que me sorprendieron los resultados que hemos obtenido, pero la realidad es que muchas veces nos vemos condicionados por las limitaciones del espacio o de los materiales que disponen. Es una tarea compleja el poder planificar y que sean inclusivas las clases desde ese sentido. De todos modos, esta particularidad de la virtualidad, nos permite mantener esa relación profesor-alumno y desarrollar nuestra labor pese a la distancia.
Como lo decía algunas líneas antes, no fue tarea sencilla, y no lo es aún. Porque esto no termina una vez atravesado el pico. Vemos como en algunas ciudades, donde habían dejado atrás los momentos críticos de la pandemia comenzaron a tener rebrotes. Esto implica que cada uno desde su lugar sea responsable. Aprender a convivir con el barbijo en espacios donde haya aglomeraciones de personas, a mantener la distancia social y a higienizarnos las manos constantemente son nuevos aprendizajes. Saber que ya no vamos a poder compartir un beso o abrazo con la calidez que nos caracterizaba, un mate o un vaso de agua. Al menos por varios meses más.
Todo será diferente, al menos hasta que aparezca la vacuna, estoy seguro que todo esto que nos ocurre traerá aparejado grandes cambios. Soy consciente que dos personas pueden comer, acrílico por medio, pero no se va a poder realizar actividad física encasillados en un cubo blindado.

Juntos vamos a sobreponernos

Seguramente vayan apareciendo ideas, nadie tiene el diario del lunes, y como fuimos viendo lo que hoy es de una manera, podría no serlo en cuestión de unas semanas.
Siempre los cambios provocan ese stress inicial, esa resistencia, pero debemos estar tranquilos, es un momento histórico más, y vamos a sobreponernos. No me considero “anti cuarentena”, todo lo contrario. Soy partidario de que aquellas personas que puedan quedarse en sus hogares lo hagan. Tampoco me gusta juzgar a la gente, y menos aún, meterme en su bolsillo o economía.
Cada uno sabrá qué debe hacer, quien tenga que llevar el alimento a su casa no le quedará otra que salir a trabajar y lamentablemente exponerse al virus. Seamos más empáticos con los demás, es algo que se ha ido perdiendo, y considero que es el principal déficit o problema que tenemos los argentinos. Cuidémonos entre todos, y espero que pronto podamos volver, al menos, a la normalidad de poder trabajar.

Nota: Las opiniones de este artículo son responsabilidad del autor

Publicado el viernes 31 de julio de 2020

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