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Es probable que muchas personas hayan conocido al tópico ambiental a través del término “Medio Ambiente” y por eso considero importante hacer una diferenciación de los mismos para entender de qué estamos hablando.

La importancia de las Palabras

La palabra ambiente proviene del latín y se divide en dos partes “ambiens”: condición o circunstancia y “entis”: que rodea, a ambos lados, en el entorno.
A su vez, la palabra medio también proviene del latín “medius” y éste de una raíz indoeuropea “medhi”: mitad, una parte.
Por lo tanto, decir medio y ambiente puede sonar controversial o confuso, pero es prácticamente redundar en un mismo significado. En su definición ecológica, Medio identifica a los factores físicos -suelo, agua, aire- que son también componentes del Ambiente. Este último término, no implica solo los elementos naturales que lo componemos, sino el conjunto y relación de los componentes biológicos, químicos, físicos y socioculturales que interactúan sobre cada ser -humano y no humano- definiendo así, su vida.
El ambiente es un todo integral e integrado, donde sus elementos combinados interdependientemente dan lugar a una “unidad indisoluble”.

¿Por qué no Medio Ambiente?

Se podría agregar a lo anterior, que es un error gramatical que surgió de la traducción del término “Environment” al español. Esto genera una redundancia que mediatiza y desvirtúa el concepto y a posteriori, genera una deficiencia de contenido. La importancia de entender de lo que estamos hablando es el puntapié inicial para desempañar posibles confusiones e incongruencias en torno a una temática tan fundamental en este presente. Es el ambiente a quien debemos dignificar, para poder así, vivir dignamente.
¿Por qué somos con el ambiente?
Si alguien tuvo la oportunidad de habérselo preguntado anteriormente quizás encuentre una órbita más estable en este sentido, pero en caso contrario, mi pequeño aporte se arraiga en entendernos como un sistema completo, con las relaciones que podemos tener entre nosotros y para con el ambiente a donde pertenecemos.
Nuestro entorno, es nuestra casa común. Cada alteración positiva o negativa que se represente en la naturaleza, tarde o temprano nos será reciproca. Y hoy lamentablemente estamos en una reciprocidad -negativa- bastante acelerada.

La localidad de Luján fue y es afectada de manera negativa en cuanto a sus problemáticas ambientales, con una frecuencia contundente y alarmante; muchas veces, aunque no tomemos dimensión -sea por desconocimiento, desinformación u omisión, somos actores -directos o no- de esa problemática.

Lujan y su degradación ambiental

En el 2014 y 2015 sufrimos de las dos últimas inundaciones que más afectaron al partido lujanense, llegando el crecimiento del río a los 5,32 metros en 2014 y 5,43 metros en 2015, como pico máximo. Si bien la información sobre esta problemática abunda en diversas fuentes, mencionaré la importancia de reconocer que somos parte de un ecosistema de humedal.
Nuestra localidad pertenece a la Cuenca Media del Rio Lujan, -teniendo una superficie de 2.690 km2, siendo la cuenca de mayor superficie del AMBA, integrando parcialmente los demás partidos de Suipacha, Mercedes, General Rodríguez, San Andrés de Giles, Exaltación de la Cruz, Pilar, Belén de Escobar, San Fernando, Tigre, Campana, Moreno y José C. Paz.

Al pertenecer a un ecosistema de humedal, cabe mencionar que se dispone de la presencia y dinámica predominante de agua sobre la superficie del suelo o dentro de zona de crecimiento de raíces, que las condiciones del suelo o sedimentos, difieren de los ecosistemas vecinos -terrestres o acuáticos- y que los organismos vegetales y animales se adaptan específicamente a condiciones húmedas permanentes o que varíen de acuerdo a cada estación.

Estas características sumadas a las siguientes tres: fuente de agua que los compongan (precipitaciones y flujos horizontales, superficiales, verticales hacia y desde el agua subterránea) la hidrodinámica (dirección y energía del agua en movimiento dentro del humedal) y el emplazamiento geomorfológico (posición topográfica del humedal respecto al paisaje que lo rodea) son los aspectos que pueden verse alterados y afectar a las funciones ecológicas de los ecosistemas de humedales, por consiguiente, a los servicios ecosistémicos que brindan.

Si alteramos lo natural, todo se nos vuelve en contra

Esto es lo que sucedió de manera creciente al menos, en los últimos 10 años en la Cuenca Media del Río Lujan. Los fenómenos biológicos, ecológicos y estructurales de estos servicios ecosistémicos se vieron ampliamente afectados por lo que implicó la expansión indiscriminada de negocios inmobiliarios, como fueron los countries y su relleno sanitario para el levantamiento y nivelación de terrenos a lo largo de las cuencas baja y media -en mayor medida-, como también la construcción de canales clandestinos para la filtración de aguas de diferente procedencia. Dado a las pendientes bajas que presenta la localidad de Lujan, ha sido una de las regiones con mayor recepción de agua desde todas las vertientes aledañas, agotando su capacidad de receptividad y generando los desbordes de magnitudes mencionadas.

¿Se ha buscado solucionar este problema?

En 2011 la provincia de Buenos Aires, a través del Ministerio de Infraestructura, resolvió la realización de un estudio de la cuenca del río Luján cuya finalidad era establecer un Plan Maestro de obras y de gestión de la cuenca “para resolver el problema de las inundaciones”. Como sucede a diario, en la formalidad institucional todo parece muy apropiado. Pero normalmente no lo es.
En el estudio realizado, se dejó de lado inicialmente, la estimación de los grandes e importantísimos beneficios de restaurar los humedales afectados; se seleccionaron obras hidráulicas de ampliación y rectificación que requieren de la eliminación de meandros y los propios humedales, para dar curso a esta actividad (casi por llevarse a cabo en la actualidad). Es menester decir que estas obras impactarán en importantes áreas de conservación, como la Reserva Municipal de Pilar, el Parque Nacional Ciervo de los Pantanos -eventualmente afectado también por incendios forestales de origen antrópico-.
Es de manera lógica, entender que una construcción u obra hidráulica NO podrá resolver la problemática de las inundaciones en nuestra cuenca. Al no estar vinculadas las causas fundacionales en el proceso inicial de estudio, lamentable y consecuentemente, se estará corriendo el problema de inundaciones en Lujan hacia otro territorio.
Modificar el cauce del río, convirtiéndolo en un canal recto a lo largo de 50 kilómetros, llevándose por delante las curvas y arroyos naturales que lo originan y definen como tal, será más no, que una Falsa Solución.
Solución cortoplacista, con una mirada polarizada de los efectos negativos y funcional a quienes dirigen sus emprendimientos inmobiliarios, a ese sector de poder que una vez más define por sobre todos los ciudadanos, mencionando con esto la obstrucción política para que se lleve adelante la aplicación de herramientas legales consultivas para la sociedad implicada, como por ejemplo, la audiencia pública.

Despertemos antes de que sea muy tarde

Aun así, muchos vecinos, organizaciones no gubernamentales y expertos de toda la Cuenca, se han convocado y presentaron denuncias contra este Plan, lamentablemente sin respuestas legítimas. Aun así, se sigue a la espera de un espacio de articulación entre la comunidad y el órgano estatal impulsor, se sigue esperando que se permita ejercer la participación ciudadana.
Retomando algunos párrafos atrás, donde menciono la importancia de conocernos o identificarnos como actores directos o indirectos de las problemáticas, me atrevo a finalizar la idea de que, como sujetos de decisión, es muy importante nuestro involucramiento en estas cuestiones ambientales.

Las inundaciones son solo una de las tantas problemáticas que presenta nuestra localidad, pero a ella le son coyunturales, las fumigaciones clandestinas, fumigaciones a escuelas (con normativa específica prohibiéndolo de acuerdo a la cercanía a espacios públicos y ámbitos concurridos y aun así llevadas a cabo indiscriminadamente), las expansiones de fronteras agrícolas cada vez más cercanas a centros poblados y consecuentemente fumigados, los problemas por falta de tierra para vivir.

Estas tres problemáticas son un todo integrado, son un sistema construido para el beneficio de un sector de clase ampliamente beneficiado, que ronda un número acotado de sujetos. A costas de estos beneficios, derivan los perjuicios, para la mayor parte de la sociedad, este gran número de sujetos que padecen de las irregularidades que los órganos estatales evaden, omiten, olvidan.

Conocer, debatir y juntarnos

Hacer una reflexión como sociedad también implica formar parte de estos espacios que se deben discutir, debatir y acuerpar.
Un ambiente equilibrado, sano, habitable y posible, deviene de la recíproca y efectiva relación con una sociedad que tenga justicia ambiental, y en estos tiempos, más que nunca somos los ciudadanos quienes debemos velar por ello.
Aunque sea difícil, es necesario para dar curso a ese camino que dejemos de lado cualquier diferencia y nos unamos para exigir lo que nos pertenece. Si no somos participes en intentar generar un cambio satisfactorio para la comunidad y el entorno que nos rodea, será entre nosotros que tendremos que lidiar por nuestras desigualdades, agudizadas en un tiempo y espacio veloz y finito.

Nota: Las opiniones de este artículo son responsabilidad de la autora

Publicado el viernes 13 de noviembre de 2020

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