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El título de esta nota era Juan Domingo TikTok, pero mejor no enredar ni confundir a nuevas generaciones. Perón: el apellido era Perón, no Tik Tok. Y tal vez, para la fecha del 17 de octubre de 1945, incluso tus abuelas eran jóvenes; es posible que sus hijas (o sea tu vieja) todavía no hubieran nacido, pero es por aquellos años que emergió el influencer más grande de nuestro país.

Un dirigente político que trazó el camino fundacional para la conquista de derechos laborales, sociales y políticos en Argentina; que condujo un movimiento al calor de una mezcla novedosa, dotada de simbiosis y alquimia con las masas trabajadoras de nuestro país. Sectores que tenían -por supuesto- su historia, conquistas y mártires. Aunque seguramente no un intérprete político de escala popular y masiva. Todo en un siglo XX que fue, podemos acordar y caracterizar, tan “corto” -a decir de Hobsbawm- como convulsionado. Tal vez uno de los más convulsionados de la historia.

Las comparaciones son odiosas. Y cierta ortodoxia -su razón tendrá- creerá que no puede haber mayor herejía al sobrevolar un intento de semejanzas como este, entre alguna red social y el movimiento político más importante de Nuestra América, como lo es el #peronismo. Para otras personas, carecerán de sentido u originalidad. Scroll y a otra cosa.

Mi pan, su su su o … Perón sun tzu, sun tzu 

Porque jamás se podría comparar (¡imaginen el intento de utilizar categorías históricas, sociológicas, políticas!) pero sí estamos habilitados para arrojar suposiciones algo flasheras que intenten construir una onda, una idea, pretenciosamente power y adaptada para un nicho determinado de pibites que pudieran caer en estas líneas. ¿Es por acá o no? Re sí.

A ver ¿cuántos seguidores tendría Perón hoy por hoy? ¿Cuántos usuarios, adeptos, militantes o descargas tendría el peronismo, como movimiento-red social? El 17 de octubre del ’45 @JuanDomingoPerón alcanzó un millón de followers en Plaza de Mayo sin siquiera pedirles que lo siguieran. Y eso que, casi como una marca reiterada de demoras o burocracias, se había planificado una huelga para el día 18. Digamos que, en clave YouTube, desde el canal de la CGT habían programado un evento que comenzaría a las cero del día 18. Pero nadie esperó a que empiece y 24 horas antes ya era #tendencia, que luego sería lo que hoy conmemoramos: el Día de la Lealtad.

Y sencillamente sucedió porque @Perón, desde su cuenta llamada @SecretaríadeTrabajoyPrevisiónSocial, había hecho un contenido interesantísimo, había producido un contenido “de valor”, como dicen les community manager. Desde allí posteó el Estatuto del Peón (en una argentina donde el trending topic lo ocupaban los terratenientes), inició el seguro social, las vacaciones pagas y la jubilación para el beneficio de 2 millones de personas; creó Tribunales de Trabajo para atender demandas obreras; fijó el aguinaldo para que laburantes mejoren sus ingresos y añadió un importante reconocimiento a asociaciones de profesionales, con el consecuente fortalecimiento y reposicionamiento de éstas. Llenó su feed con estilo, con criterio. Le habló a un público necesitado. Pero no sólo eso, lo entendió, lo empoderó. Lo enamoró. Sí, “seguime para más tips de cómo dignificar y poner en el centro de la escena al obrero como sujeto político y social” podría haber sido su muletilla final en cualquier video, post o estado.

Peronismo y clase obrera, pegaos

“Me miró y la miré, sonrió y le sonreí, y yo la invité a bailar, y ella me dijo que sí…” . Ya pasaron 75 años de aquel 17 de octubre donde lo que sería (¿o ya era?) el peronismo, inundó las calles porteñas para pedir por Perón. Eran cientos y miles de #HashtagsDescamisados y @arrobitasnegras corriendo desde el sur de la ciudad. Y de más allá también, en lo que era y crecería como continuidad del cordón industrial de Berisso-Ensenada; y desde más lejos porqué no. El trolleo, el bloqueo, la cancelación y los haters venían desde el siempre intenso sector antipueblo que, entre otras cosas, levantaba puentes para evitar la movilización de los obreros, o se quejaba de presencias -para ellos- impertinentes en la coqueta Buenos Aires de los años cuarenta.

También se habían dado huelgas en Tucumán y otros sitios del interior del país. Aunque para compartir y viralizar la movida no había un link para reenviar, una etiqueta para “hacerte saber”. No: el link humano era el referente o el sindicalista que ingresaba puerta por puerta en talleres y fábricas, eran los grupos movilizados que viralizaron a los gritos, arrobaron a canto limpio, hashtearon a viva voz. #HayquePararTodo #HuelgaPorPerón #LiberenAPerón #PerónSíOtroNo.

Aquello fue una performance irresistible, un baile consciente, una coreografía plebeya, una acción a imitar como hace cada millennieal en esta era frente a un celu. La app siglo XX era el peronismo, a ella se conectaban, con ello irrumpieron. Como sucede hoy con un video que tiene el beat de Laxed donde todes se tocan los hombros, levantan las manos y menean. Así era antes, pero la música eran las voces, la danza era marchar hacia el centro porteño. Nacía así el Peronismo, la red social en movimiento que después de 75 años sigue generando adeptos, contenidos y figuras. Sigue creciendo, incluso cuando se le ha declarado la muerte tantas veces. ¿Pero qué había pasado concretamente?

A lo tusa: Y si no liberan a Perón… 

Para ser breve, Perón era temido por la oligarquía que escribía cosas como estas: “Nos referimos a la creación de un clima de recelos, de provocación y de rebeldía (…) a un permanente espíritu de hostilidad y reivindicación”. Sí, de rebeldía y reivindicación: de eso se quejaban en la Cámara de Comercio en junio del 45. Se mostraban molestos de lo que Perón y su Secretaría estaba generando en los obreros. Era, además, un streamer imparable.

Tanto fue así, que no hubo (17 de) octubre sin (19 de) septiembre, mes donde se llevó a cabo la “Marcha de la Constitución y la Libertad” -tal vez la primera marcha antiperonista- mediante la cual se reclamó que el gobierno quede en manos de la Corte Suprema y no continúe al mando del sector militar que había derrocado a Castillo y que había tomado el poder en 1943, Perón y GOU incluidos.

Luego de semanas turbulentas, Perón terminó renunciando. Sin embargo, antes de irse -modo influencer épico- subió un contenido de impacto en su perfil y dejó frases dignas de imitar en un Tik Tok. Su discurso radial del 10 de octubre suele ser poco recuperado y hasta resultó algo tapado, quizá propio del contexto histórico establecido 7 días después. Pero es que ya antes de su estelar oratoria en la plaza, tiró que “los trabajadores sólo deben confiar en sí mismos y recordar que la emancipación de la clase obrera está en el obrero mismo”. Fue por cadena nacional. ¡Presidente, presidente, presidente!, le respondían. En clave Vivo de Instagram, serían reacciones y mensajes imposibles de leer o contestar, en una transmisión donde Perón, guachos y guachas, la rompió toda.

El algoritmo popular nunca se equivoca

Así llegaban más seguidores, miles de corazones, cientos de comentarios, millones de compartidos: todo en su forma de época, pero eso es lo que pasaba con este estadista. Desde Martín García a Puerta de Hierro, desde su Secretaria hasta su Presidencia, Perón se posicionó y creció como un influencer político hiper groso, siendo asimismo la referencia máxima que vinculó una coherencia revisionista histórica que sale casi como línea de tres de algún equipo del FIFA o el PES: “San Martín-Rosas-Perón”. O sea, un líder indiscutible, imborrable y propio de un pueblo que, con más tiempo que sangre aunque con ambas, se volvió indisociable del Peronismo. Se volvieron hasta sinónimos. “No vuelven más”, gritaban ayer nomás, creyendo lógicamente un futuro a lo Snapchat. Acá iría un filtro de risas.

Así, de 1945 a 2020, el peronismo sigue sumando descargas. Una red-movimiento a la que se pertenece por amor y convicción. Otros con más o menos interacción, con mejores o peores ideas, con interés por participar o por el mero hecho de estar. Por ego, por moda, por entrismo, por herencia, por especulación, “porque están todos” o, como diría Walsh a Bayer, por aquello de que estar en el peronismo es estar en el pueblo, porque el pueblo es peronista. ¿Y será por eso entonces que, con un poco de envidia, el resto mira a esta red que llamamos #peronismo? Desde el Facebook aburrido y conservador con ritmo radical; pasando por el twitter iluminado, progre y cuasitrosko; siguiendo con el Instagram de decadente aroma PRO, y terminando con el jamás inocente Tik Tok, es probable que todes se sigan preguntando: ¿Cómo ha de seguir viva esa red social llamada Peronismo desde 1945 hasta hoy?

Será seguramente que el secreto y lo que importa, como siempre, es el contenido.

Nota: Las opiniones de este artículo son responsabilidad del autor.

Publicado el viernes 16 de octubre de 2020

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