
Otra vez la casta: viejos vicios, nuevos nombres
Por Daniel Curci Castro
En plena crisis social, cuando se exige a la ciudadanía sacrificios extremos y se justifica cada recorte en nombre de la austeridad, los pasillos del poder vuelven a oler a lo de siempre: privilegios, cajas paralelas, contratos dudosos y silencios convenientes.
El caso Libra, ¿ un poder que sigue blindado por la impunidad?, no es una anécdota. Es un síntoma. Lo mismo ocurre con el escándalo de los bolsos del avión del “amigo del poder” Scaturice (quien, irónicamente, acababa de firmar un millonario contrato por el servicio de internet en las escuelas) más que un hecho aislado, es un espejo de cómo funciona la política cuando nadie la mira.
Mientras tanto, los recursos de la ex-SIDE (hoy AFI) aumentan por decreto, pero no hay fondos para médicos, docentes ni policías. El reparto se vuelve obsceno: se bajan las retenciones, pero se veta el aumento a los jubilados. ¿Dónde están las prioridades?
Por si hacía falta una postal más explícita, regresan los negocios de los Menem con el Banco Nación. En tiempos donde se prometía un corte radical con la vieja política, vuelven los mismos nombres y los mismos mecanismos.
¿Esto no es “la casta”? ¿O solo es casta cuando conviene?
Mientras los discursos se llenan de enemigos abstractos y batallas culturales, la verdadera batalla (la del reparto de los recursos del Estado) sigue teniendo los mismos ganadores de siempre.
Y los perdedores también son los de siempre: jubilados, trabajadores, pequeños comerciantes, las escuelas públicas, la salud.
Estamos otra vez en lo mismo. Y esta vez, con menos excusas.
Publicado el martes 29 de julio de 2025