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Las inundaciones son eventos extraordinarios en los que se habla de un exceso de agua sobre el terreno en lugares, formas y tiempos que resultan inadecuados para las actividades humanas y por lo tanto producen afectaciones económicas, sociales y ambientales.
Existen tres elementos que determinan una situación de inundación: el origen o fuente de las aguas, las características naturales del medio físico (topografía-suelo-vegetación) y el uso u ocupación del suelo, hecho por el hombre.

Los Humedales nos dan vida

En este artículo les propongo ocuparnos de comentar sobre éste último punto. ¿Qué pasa cuando el hombre invade terrenos que amortiguan las inundaciones? y en especial nos referiremos la situación sobre el río Luján.
Dentro de unos meses se cumplen 50 años de la firma del Convenio de Ramsar en Irán. Fue el primer tratado destinado a la conservación y el uso racional de los humedales, que hasta ese momento eran considerados ecosistemas con muy poco valor, prácticamente inservibles.

Los humedales son zonas de tierras, generalmente planas, cuya superficie se inunda de manera permanente o intermitentemente, lo que determina que se desarrolle una flora y fauna específicas de esos ecosistemas, tanto acuáticas como terrestres e intermedias y con una gran variedad de insectos, mamíferos, anfibios, reptiles y aves.
Los humedales son nuestros amigos, nuestros aliados. La vida fluye de la mano de los humedales, ya que en ellos el agua tiene un lugar preponderante y la flora y la fauna reinan en plenitud.
Funcionan como riñones que depuran el agua y son los que recargan los acuíferos de los que obtenemos agua potable. Nos brindan recursos para actividades productivas, alimentos, medicina, materiales para la construcción. Bien manejados pueden ser motores económicos de la sociedad, al tiempo que mitigan los efectos del cambio climático, ya que absorben algunos de los gases que lo producen, como el dióxido de carbono. Son sitios de recreación y turismo que mejoran la calidad de vida y permiten el desarrollo sustentable.
Sobre el río Luján, amortiguan las inundaciones y sequías, ya que funcionan como una gran esponja regulando las crecidas del mismo. Además, son el refugio de una gran variedad de flora y fauna, que crean paisajes diversos y únicos.

Inversores sin escrúpulos ni consciencia

El desconocimiento de los valores y beneficios de los humedales constituye uno de los principales problemas que atentan contra su conservación, pero también son vulnerables debido a su bajo costo ya que son terrenos no cultivables e inundables y es una tentación para inversores inescrupulosos, rellenarlos para ocupar el territorio con enormes emprendimientos.
Estos mega-emprendimientos que se han hecho a la vera de río Luján son el causante de un desequilibrio del ecosistema de nuestra arteria fluvial lo que provoca las grandes inundaciones cuando el excedente hídrico es importante, y nadie hasta este momento pudo o puede parar y de seguir por este camino las consecuencias de las crecidas van a ser catastróficas a llegar a un punto de no retorno, si se sigue con la misma política de ocupar el humedal del río Luján.

El 21 % del territorio de Argentina -unos 600.000 kilómetros cuadrados- está ocupado por humedales, de los cuáles sólo casi el 10 por ciento está bajo un compromiso internacional que no garantiza su total protección pero pone el foco sobre estas esponjas naturales capaces de equilibrar los eventos meteorológicos extremos.
En particular sobre el río Luján se han detectado la existencia de más de 90 urbanizaciones cerradas sobre el valle de inundación, lo que representan más de 10.000 hectáreas de humedales usurpados. Para tener una dimensión exacta de la magnitud de la ocupación, la llanura de inundación pasó de tener un ancho inicial de 4.593 metros a 2.573 metros, luego de la pérdida de un ancho de 2.020 metros en la zona de la localidad de Escobar. Solamente un solo emprendimiento ocupa 1100 hectáreas en ese partido bonaerense.

Este crecimiento exponencial de los mega-desarrollos urbanísticos que hace dos décadas se han magnificado, y que hoy en día se siguen desarrollando esa actividad, deja en evidencia las consecuencias de las inundaciones a lo largo de toda la cuenca, pero es en la ciudad de Luján, debido a su cercanía a esa arteria fluvial, donde más dimensión toma esta problemática, ya que durante las últimas crecientes afectaron gran parte de su casco urbano y a más de 25 mil habitantes de esa localidad.

Las inundaciones en el Luján existieron desde siempre, es más, el mayor registro data de 1889 cuando el nivel del agua alcanzó a los 10 metros sobre su cauce natural, pero son las recurrencias de las mismas lo que asusta. Los fenómenos extraordinarios que antes sucedían cada 25 años, hoy se dan cada 5. Hoy en día, si se registran precipitaciones de 100 milímetros en menos de 48 horas indefectiblemente ya debemos esperar el desborde del río y esto se debe simplemente por la obra del hombre sobre la naturaleza. No por nada Florentino se refería a conservar el agua dentro de los campos como así también promovía la conservación de los humedales, allá por 1890.
Está en nosotros concientizar y cambiar la realidad, sino estos eventos extremos sucederán indefectiblemente, por más obras o intervenciones que los gobiernos quieran realizar.

Nota: Las opiniones de este artículo son responsabilidad del autor

Publicado el sábado 27 de junio de 2020

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