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A 205 años de la Declaración formal de la Independencia de nuestro territorio, que fue un claro proceso de liberación colonial de todos los países latinoamericanos. Mientras sacudía una crisis a las potencias europeas, España se preparaba para el intento de dominación con la vuelta de Fernando VII. Intento que quedara frustrado ante la decisión de los congresales para impulsar y llevar a cabo la emancipación.
Sin embargo los procesos políticos, y socio económicos nos demuestra que hemos sido dependientes más que independientes.

Un poco de Historia

Para lograr entender debemos remitirnos a la historia, esa historia que nos llevó a “jurar con gloria a morir” por la patria, por la nación y luego por el estado. La “guerra de independencia” deshizo en el sur de América del Sur al Virreinato del Río de la Plata y dio comienzo a un proceso que llevó a la formación de cuatro nuevos Estados nacionales en el que fuera su territorio.
Cada uno de esos Estados cuenta con su propia periodización de aquel fenómeno. En Bolivia la guerra de independencia puede considerarse comenzada en 1809, con los alzamientos juntistas de las ciudades de La Paz y Chuquisaca que fueron reprimidos por tropas enviadas desde Lima y Buenos Aires, y terminada en 1825, cuando una ofensiva colombiana liderada por Simón Bolívar y José Antonio Sucre penetró exitosamente en el último bastión realista y dio lugar a la creación de una nueva república en el antiguo Alto Perú.

Los uruguayos, por su parte, estudian dos fases de guerra independentista: la primera comienza en 1810 con la reacción de Montevideo contra la revolución de Buenos Aires y está marcada en la entonces llamada Banda Oriental (del Río de la Plata) por el alzamiento rural que se dio entre 1811 y 1820; de él surgió el líder que hoy es el principal héroe nacional, José Artigas.
La segunda fase se da entre 1825 y 1828 en la lucha contra el Imperio brasileño que se había anexado el territorio, al término de la cual éste se convirtió en la República Oriental del Uruguay.

El conflicto con los realistas comenzó con la despedida del virrey en Buenos Aires, y los intentos fracasados de formar gobiernos para diferenciarse de la “madre patria”. Luego le seguirían batallas libradas en los frentes de combates donde tomaron fuerzas los revolucionarios. La segunda parte de la década de 1810 está marcada por la campaña que José de San Martín comandó para derrotar a los realistas que ocupaban Chile, culminada tres victoriosamente en 1818.

Al mismo tiempo, el actual norte argentino sufría los embates de los realistas provenientes del Alto Perú, que fueron neutralizados por las milicias y fuerzas irregulares salteñas y jujeñas en la que sería denominada más tarde “guerra gaucha” (los ataques realistas en esa región continuaron después de 1820, pero en general el peso que Buenos Aires tiene en la historiografía argentina hizo que esa fecha haya sido considerada el final del conflicto). Continuaron siendo rivales el Litoral y Buenos Aires, después esta y las provincias con sus caudillos, no todo había terminado, faltaba un largo trecho para consolidar la “libertad”, y la emancipación.

La guerra de independencia ha sido fundamental en la creación de una identidad argentina y es uno de los momentos del pasado de la actual República del cual más figuras se han tomado para la construcción de una escala de héroes nacionales. El máximo es precisamente José de San Martín, el principal general en la contienda, quien de a poco fue erigido en el “padre de la patria”. Manuel Belgrano, abogado devenido militar y creador de la bandera nacional, es el segundo personaje en importancia en el escalón. Los relatos de los avatares épicos legitimaron nuestra identidad, siempre reconstruyendo a los actores sociales de todas las épocas.

Las potencias tutelares

Muy pocos tomaron en consideración las continuidades tan arbitrarias que atravesamos y que nos llevan a la reflexión del lugar que ocupamos hoy como nación.
Mal que nos pese, el proceso revolucionario político está ligado al avance de las potencias mundiales y el desarrollo y consolidación del sistema capitalista.

Primeros nos desligamos de los españoles, y luego vinieron los ingleses que intentaron adentrarse en el territorio de la mano de los intereses económicos.
Después de 1850 entramos en la vorágine del mercado mundial, nos llevó puestos el capitalismo, y los ingleses no dejaron jamás de disputarse su lugar dentro de Argentina. Ligados a los grupos económicos seguimos dependiendo de los negocios de los gobernantes de aquellos tiempos. Hacia 1930 los Estados Unidos entraron en la mecánica del sistema triangular con el Pacto Roca- Runciman , que si bien no logró constituirse en ese momento, volverían siendo más fulminantes .

Después le continuaron años de la conformación de un “gobierno popular peronista”, que lidió con las grandes movilizaciones populares hasta llegar a su fin.
No me voy a adentrar en los conflictos internos puntuales, sino en el proceso que se vino gestando y que dio origen a los claustrofóbicos y violentos años de la Dictadura militar.
El camino de la dependencia fue marcado por la intervención de los Estados Unidos en los asuntos del Estado argentino.

¿Independencia en el siglo XXI?

Desde la democracia instaurada en 1983 con Raúl Alfonsín, hasta la actualidad, pasaron quince presidentes, contando los siete del año 2001, y el actual Alberto Fernández. Cada uno de los gobiernos elegidos de manera indirecta siempre optó por la dependencia económica al modelo capitalista, tomando la deuda externa como primera obligación ante las necesidades del pueblo.
Hoy el Fondo Monetario nos corre con lo que negociaron los militares, y la realidad es que la sociedad quiere ser independiente. Merecemos construir una verdadera independencia que marque otro rumbo, que no sea el de los intereses de los negociados y los poderes mundiales.

Nos queda por repensar ciertas cuestiones: ¿queremos continuar con el mismo modelo de país para nuestros hijos?, ¿hasta qué punto nos consideramos una nación independiente libre de las exigencias de los grandes poderes económicos?
En efecto, y más allá de todo, tenemos la libertad de cambiar, de elegir y sobre todo de continuar luchando como trabajadores por lo que es más justo para nosotros.
“Por una completa independencia, que sepamos conseguir los trabajadores con nuestra lucha “

Nota: Las opiniones de este artículo son responsabilidad de la autora

Publicado el jueves 8 de julio de 2021

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