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El Licenciado Esteban Gómez, integrante del equipo de inferiores del Club Luján, escribió una columna sobre «ejemplos a no seguir» en el deporte, en referencia a «dinero, fama y excesos».

NOTA
El deporte ha sido desde siempre una expresión cultural, como las artes y las ciencias y por lo tanto está sujeto a los modos de producción y reproducción social de la época.
Nuestras sociedades modernas parecen estar apoyadas en valores que solamente exaltan lo material, la competencia permanente, el desarrollo de lo individual por sobre lo colectivo y la mostración en redes sociales, de todo lo que se posee.
En estos últimos meses, conocimos casos de jóvenes futbolistas envueltos en problemas judiciales, que incluyen, violencia de género, violencia en boliches, promiscuidad sexual y excesos tóxicos de diferente tipo, en ellos confluyen dos variables que, a mi entender, hay que tener en cuenta.
Por un lado, en los deportes masivos y generadores de mucho dinero, los deportistas se ven empujados a estas tendencias epocales: Hedonismo, Narcisismo y un sentimiento de Fama e Impunidad que los hace creer que ellos pueden hacer cosas sin consecuencias. Esto sucede en todo el planeta, en la NBA, en la NFL, en el Boxeo y fundamentalmente en el fútbol.
Y por otro lado, está la edad. Marcelo Bielsa los bautizó como “Millonarios Prematuros”, haciendo foco en que el desarrollo psicológico y madurativo de un jóven de 18 o 22 años no siempre acompaña ni está a la altura del lugar que ocupan para la sociedad. Según la FIFA casi el 75 % de los jugadores profesionales de las primeras divisiones en el mundo, no supera los 27 años. Si a esta realidad le sumamos los jugosos sueldos y contratos que estos jóvenes obtienen, la situación se complejiza aún mas.

Estos modernos gladiadores, no toman cabal dimensión de los millones de niños, adolescentes y jóvenes que los ven como modelos a seguir, modelos identificatorios y aspiracionales.
En estos casos es muy importante el acompañamiento familiar, “el entorno” del jugador. Tener un adulto cerca ayuda a manejar el éxito, la fama y el dinero. Pero esto, lamentablemente, a veces no sucede, porque algunas familias ven en sus hijos “un salvador”, “un crack” o aquel hijo que “cumplirá el dorado destino que el papá no tuvo”. Luego aparecen los amigos y amigas del dinero, un representante inescrupuloso o simplemente el mareo existencial que la fama inocula.
Los últimos 100 años de la historia del deporte nos relatan Odiseas épicas de jóvenes atletas que rápidamente llegaron al Olimpo y rápidamente cayeron al Cáucaso. Tal vez como nunca antes, la frase supuestamente dicha por aquel hollywoodense actor, James Dean en los ‘ 50 de “sal rápido, vive rápido y muere rápido…” sea un triste destino para algunos deportistas.
En todos los clubes cuesta mucho generar anti-cuerpos para estas “enfermedades morales y éticas”, y estos jóvenes sin brújula y sus actitudes nos tiran meses de laburo hacia atrás pero debemos perseverar, generando valores humanos, que exalten el esfuerzo individual y colectivo, el valor del respeto al otro, de la no violencia ni dentro ni fuera de la cancha y por sobre todo que el dinero y la fama no nos cambie la cabeza.

Lic Esteban Gomez MN 25591 MP 25668
Integrante del Equipo de Inferiores del Club Luján

Foto: Infobae

Publicado el domingo 21 de enero de 2018

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