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Como venimos expresando en esta columna de opinión, nuestra realidad socio-cultural nos exige rapidez, eficiencia y por sobre todo éxitos. El ser humano se enfrenta a un gran dilema: ¿Cómo conseguir el éxito? Y ¿Qué herramientas estamos dispuesto a utilizar? Las respuestas que aparezcan, darán una idea del amplio espectro de conductas éticas que diferentes sectores de nuestra sociedad tienen. Si el empuje epocal es de “ganar a cualquier precio”, entonces se utilizarán cualquier tipo de herramientas, incluso las inescrupulosas y corruptas.

Pero este dilema universal que tanto Sófocles, Shakespeare o José Hernández maravillosamente describieron, también le sucede a las Instituciones. El análisis Organizacional, nos enseña que las Instituciones son “Sistemas”, es decir estructuras que tienen múltiples engranajes, y en las cuales cada miembro está interconectado con los otros y con la propia dinámica de la institución. Las mismas interactúan con el afuera y pueden generar cambios en su entorno. En ellas aparecen miedos, sueños, resistencias al cambio y pujas subjetivas y solidaridades. La Familia, una empresa, una cooperativa o un club, son instituciones y por tanto estarán sometidas a estas leyes.

Semillas y jardineros

Una idea o un sueño son como una semilla, algo pequeño y frágil, pero con una potencialidad fenomenal. Un ciudadano activo en una institución es como un jardinero y un grupo de ciudadanos enfocados en una tarea, son una cuadrilla de Jardineros que te pueden dar vuelta un resultado. Pero todo jardinero sabe, que se necesita tiempo y que la capacidad de esperar y cuidar el proceso son fundamentales para tener una buena cosecha.

En el fútbol, como en la vida, existe una mayoría que prefiere el resultado y un pequeño, pero ferviente grupo de personas que apuestan al proceso. El resultado sin proceso es como un árbol de frondosa copa, pero de pequeña raíz…mientras no haya tormentas todo será alegría y éxito, pero la primera tormenta fuerte los voltea. Les pasa a muchos matrimonios, amistades o sociedades. No pueden sobrellevar una crisis y todo vuela por los aires.

En cambio los grupos e Instituciones que se sostienen en el proceso, tal vez no tengan una copa descomunal, pero sus raíces son fuertes y profundas. Son arboles que soportan muy bien un tornado, sus ramas podrán quebrarse y perder todas sus hojas…. pero se mantendrán de pie. El proceso no se ve, tarda más en hacerse visible, tiene un tiempo de germinación y lento crecimiento, pero a mi humilde entender, es lo único que perdura.

En la Huerta del Club Luján, están pasando cosas novedosas. Las buenas noticias se multiplican y esparcen. Los brotes institucionales, asoman en forma de tribuna, vestuario, oficina, mejores luces, salarios al día, convenios con nuestra Universidad y otras instituciones, mejor césped y mantenimiento del campo de juego, más y mejores elementos para la práctica deportiva, más disciplinas como hockey, fútbol femenino, patín y otras que se están acercando, más familias en el predio y por sobre todo: Menos pibes y pibas en la calle, menos horas de celular y play.

No todo es lírica:

También hay brotes deportivos. “Diez años después”, como canta Calamaro, se volvió al “reducido” para competir por un segundo lugar en el torneo y acceder al ascenso a la “B Metropolitana”. Un objetivo concretado y un sueño por concretar. Se clasificó para jugar la Copa Argentina y poder codearnos con grandes equipos de gran jerarquía y presupuesto.

Pero lo más relevante es que en los últimos cinco semestres debutaron en la primera división de fútbol, 8 jóvenes deportistas formados en nuestro semillero durante años. Quizás un lujo que muy pocos clubes ostentan, no solo en el ascenso sino también en la primera división del fútbol argentino. Poder acompañar y ser acompañados por estas familias, por papás y mamás que después de laburar todo el día, llevaron y esperaron a sus hijos mate en mano, horas y años de entrenamiento, poder verlos debutar y cumplir un sueño familiar…eso es impagable.

Desde el 2015, año a año el Club y la Coordinación de fútbol juvenil, vienen gestionando una maravillosa y transformadora experiencia profesional. Se establecieron convenios con clubes de Francia e Italia (Girondins de Bordeaux, Cassino, Pescara, Arce y Beneventto) Tres jóvenes futbolistas de Luján ya han pasado unos meses entrenando y nutriéndose de herramientas del fútbol europeo y con serias posibilidades de emigrar y jugar allí.

En esta Huerta se ven los brotes, la labor silenciosa de muchas personas: Dirigentes, empleados, profesores, cuerpo técnico y socios. Hombres y mujeres que le restan horas a sus familias y proyectos personales para entregarlas a una causa, que no solo es deportiva sino que es entendida como una causa de transformación y crecimiento social.

No importa cuál será el resultado de los próximos partidos: el Club Luján ya triunfó. Triunfó porque todos estamos aprendiendo que podemos enfocarnos con ganas, esfuerzo, creatividad e inteligencia en un proyecto a largo plazo. Cada jardinero y jardinera aporta su pequeño saber, su pequeño talento, amores y pasiones y por ende, la huerta crece. Las raíces están buscando profundidad y eso es auspicioso.

Tal vez nuestros dirigentes políticos, empresariales, sindicales y gobernantes de turno, puedan imitar al Club, y dejar egos, miserias y prácticas desleales de lado y enfocarse en una tarea, en una meta común, colectiva y solidaria y puedan llevar a nuestro País de una vez por todas, a jugar en primera.

Lic. Esteban Gomez, Psicoanalista- UBA

Integrante del Equipo de fútbol Juvenil del Club Luján

MN 25591 MP 25668

Publicado el viernes 25 de mayo de 2018

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