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No podría hablar de Educación de Adultos en tiempos de Pandemia sin referirme antes, aunque sea brevemente, a la Educación de Adultos (que algunos autores llaman educación entre adultos), ya que es una modalidad muy poco conocida por el público en general. Está reconocida por las leyes educativas como aquella que ofrece a los jóvenes, adultos y adultos mayores la oportunidad de iniciar o retomar sus trayectorias educativas con el objeto de cumplimentar los niveles obligatorios (primario y secundario).

Restituir Derechos

En la actualidad se busca acercar a todos los que no pudieron hacerlo cuando eran chicos, diferentes propuestas flexibles y accesibles en cercanía y horarios, para restituir el derecho a la educación a quienes lo necesiten, valorando tanto sus trayectorias anteriores como los conocimientos adquiridos a través de su experiencia de vida.
Los estudiantes que asisten a las escuelas de adultos pueden tener muy diversas edades, diferentes trayectorias y experiencias previas, variadas situaciones familiares, laborales y personales, lo que deriva en una gran heterogeneidad de los grupos. Los une ese “hueco” en la historia personal que significa no haber terminado la escuela, la valentía de vencer la vergüenza que muchos sienten al asistir a la escuela y la sensación de “no poder”. La mayoría de ellos provienen de familias con dificultades sociales y económicas, tienen empleos inestables y encuentran en las aulas una manera de luchar para mejorar sus realidades, para encontrarse consigo mismos, para poder ayudar a sus hijos en las tareas, para soñar que pueden progresar.
En gran parte lo logran con el apoyo del grupo de compañeros y el acompañamiento de docentes que permanentemente los alientan para devolver a cada uno la confianza en las propias posibilidades en un proceso delicado y respetuoso de sus individualidades.

Un desafío inesperado

Dicho esto, nos situamos en la situación actual: una pandemia que a muy pocos días de haber iniciado el ciclo lectivo, nos conminó a quedarnos en casa y a generar estrategias para cada actividad cotidiana. Todo esto cuando el sentimiento de pertenencia a un grupo y el estrecho vínculo “docente-estudiante”, que suele constituirse en pilar fundamental de la trayectoria, no se habían consolidado.
Comenzó así el desafío de los docentes de encontrar alguna forma de vincularse a la distancia buscando cada recurso tecnológico a mano (grupos de Facebook, de Whatsapp, Zoom, Classroom, etc.), desafiando las propias dificultades y las situaciones particulares de cada estudiante derivadas de esas mismas realidades de las que hablamos en los párrafos anteriores.
El estudiante que vive de changas ya no tiene de qué vivir, el que tiene hijos necesita ayudarlos en la tarea pero tal vez no cuenta con conocimientos propios para hacerlo. El recurso tecnológico es muy escaso: en pocas casas hay alguna computadora, en la mayoría hay sólo uno o dos celulares que se comparten entre todos los miembros de la familia. La conectividad en muchos hogares no existe y el uso de datos está acotado (muy acotado) por razones de presupuesto. La situación se vuelve aún más compleja entre aquellos estudiantes que no leen ni escriben o lo hacen con mucha dificultad, una situación que es más frecuente de lo que se cree.
La realidad nos muestra que el recurso más utilizado entre los estudiantes de Primaria de Adultos es el Whatsapp. El envío de fotos o pequeños videos, todo diseñado en forma personalizada, y acompañado por llamados, mensajitos, audios. Y para los que no leen y ni escriben, se vuelve imprescindible el apoyo de algún familiar.

Los secundarios de Adultos (CENS) utilizan más frecuentemente aplicaciones como Zoom, Classroom o grupos de Facebook, con el permanente seguimiento por parte de docentes y directivos para asegurarse de que cada estudiante ha recibido los materiales y puede acceder a los mismos, permanece en contacto y/o consulta si lo necesita. Contamos como ventaja que los CENS califican por cuatrimestres, por lo que tenemos un poco más de tiempo que el nivel secundario común para evaluar.
Diferente es la situación de los Planes como el FinES, que por tener un cronograma distinto que habitualmente inicia unos días más tarde, no pudo iniciar quedando su actividad postergada por el momento.

La utopía como brújula

Los docentes de adultos buscamos y encontramos una y mil formas porque estamos habituados a encontrar uno y mil escollos en el camino que siempre es tortuoso. Nos vamos encontrando en reuniones virtuales (nuevamente con ayuda de la tecnología) para pensar nuevas y mejores estrategias que nos ayuden en este desafío impensado y que esta vez es aún mayor… Pero por lo mismo nos obliga a agudizar el ingenio, buscar incansablemente alguna forma de llegar a ellos y ser insistentes en el acercamiento a los estudiantes. Y así, de a poco y a la distancia, lograr construir ese vínculo que deberíamos haber logrado dentro del aula, mate por medio, y que habilitará la construcción de aprendizajes escolarizados y de los otros.

Trabajamos, como siempre, con la inspiración de Galeano en su texto Utopía: “La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar.”

 

Nota: Las opiniones de este articulo son exclusiva responsabilidad de la autora.

Publicado el sábado 18 de abril de 2020

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