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La pandemia comenzó en la ciudad de Wuhan, China donde el médico Li Wenliang (30 años) a fines de diciembre dio el primer alerta sobre las características de este virus y su propagación. Lamentablemente no fue escuchado por las autoridades. Por el contrario, fue advertido por funcionarios de la seguridad pública de “estar cometiendo una falta grave”. La dictadura capitalista china comenzaría a pagar las consecuencias a pocos días del alerta del joven médico que falleció a mediados de enero por el COVID-19.
De China rápidamente se expandió al resto del mundo y no solo genera problemas en el ámbito de la salud a escala mundial, también profundiza la crisis económica mundial que padecemos desde 2007/8 y que consiste en el estancamiento del crecimiento económico mundial.

Desgraciadamente el gobierno empezó subestimando la pandemia que se reflejó en el comentario del ministro de salud Ginés Gonzalez quien dijo “yo creí que iba a llegar más tarde”, y por lo tanto, tarde empezaron a tomarse las medidas y de pronto nos encontramos en una cuarentena general donde prima la improvisación más que la planificación.
De buenas a primeras, el gobierno, viendo lo que sucedía en Italia, sacó la conclusión de que el virus iba hacer colapsar el sistema público de salud, que por supuesto hace años está desfinanciado, sin el personal necesario, con faltante severo de insumos y fundamentalmente sin una política de prevención. Justamente por el estado de la salud pública es que el dengue, el sarampión, el mal de Chagas y otras enfermedades vienen haciendo estragos en la población más vulnerable, que está asociada a las condiciones de miseria, pobreza y también al cambio climático que el capitalismo y las multinacionales viene generando con la súper explotación del medio ambiente.
 
La Improvisación

De la improvisación surgieron medidas como la que se tomo el jueves 19 /3: Que los trenes no paren en todas las estaciones y que solo se podía viajar sentado. Algo que se demostró imposible de aplicar, pero que tiene una razón de ser: el gobierno no quería paralizar la economía ni la producción para evitar que las patronales vean afectadas sus ganancias.
En los lugares de trabajo la improvisación comienza con la falta de protocolos sanitarios, con condiciones de trabajo que exponen al contagio a los trabajadores y la falta de insumos o insumos en mal estado o vencidos.

Esto hemos denunciado los trabajadores del ferrocarril Sarmiento, pero se conocen solo por las redes (porque nada de esto aparece en la prensa burguesa) de las protestas de trabajadores exigiendo todo tipo de medidas, desde cerrar un shopping o fábrica para “quedarte en casa” hasta la denuncia por suspensiones o despidos. Y como nos tiene acostumbrados, la burocracia sindical se dedica a esconder los reclamos y dejar a los trabajadores a merced de las patronales. Los docentes fueron un ejemplo de ello que cuando se suspendieron las clases se los obligaba a “cumplir horario” exponiéndose, sin sentido, al contagio.

Sin dudas los trabajadores nos vamos a llevar la peor parte de esta pandemia, porque las medidas tomadas por el gobierno son insuficientes, solo una pequeña parte puede cumplir con la premisa de “quédate en casa” y tener asegurado el sueldo a fin de mes. Producto de la precarización laboral cerca del 40 % de la población tiene empleo en negro, esta subcontratado, trabaja bajo la condición de “monotributista” y por supuesto son miles que viven de un puestito de venta en la calle o changa, y nadie les asegura un ingreso. Las patronales, ni lerdas ni perezosas, ya están planteando con el guiño del gobierno, que “ante la emergencia” se deben suspender las paritarias.

Los jubilados que cobran la mínima y los beneficiarios de la AUH recibieron un bono de $ 3.000 por única vez, luego del robo de $ 100.000 millones de pesos que se dispuso con la aprobación de la mal llamada ley de “solidaridad” que se va a usar para pagar al FMI.

El gobierno, en esta cuarentena, pone el acento en la circulación de las personas, pero no sobre las condiciones de trabajo y el cumplimiento de las leyes y disposiciones por parte de las patronales. Alertamos para que estos controles a la circulación no se conviertan en recortes a las libertades democráticas.

Lujan no es la excepción

El intendente Boto en consonancia con el gobierno nacional, emitió un comunicado poniendo el énfasis en impedir la circulación de las personas en las calles, pero nada dijo de resolver el conflicto con los trabajadores municipales, de respetar el acuerdo salarial firmado el año pasado,                              El famoso plan de 180 días está paralizado y siguen sin hacerse obras de escurrimiento de agua o junta de ramas y basura, quedando expuestos cientos de vecinos de los barrios más humildes a que se les inunden sus casas en caso de haber lluvia intensa, y mucho menos mencionó cuál sería el plan de contingencia en caso ocurrir el desborde del río Lujan o el arroyo Gutiérrez en esta situación de pandemia que se va a extender más allá del 31 de marzo.
A esto hay que sumar la falta de cloacas, agua corriente y viviendas en todo el distrito. Trabajadores de nuestra ciudad, como los cerveceros, han querido parar la planta por que los “obligaban” a producir como si “estuviéramos en temporada alta” denuncio el sindicato, cuando se debería garantizar una producción mínima y con el mínimo plantel de trabajadores posible como dispone el gobierno. Recientemente los municipales han comentado que los trabajadores del Hospital Nuestra Señora de Lujan están trabajando en condiciones muy precarias sin los elementos necesarios.

Plata para la emergencia, no para la deuda externa

El presidente dice que “es mejor tomar decisiones extremas que arrepentirse después”, pero solo destinó 20 millones de dólares para la emergencia, mientras Kicillof pagó de contado 250 millones de dólares por una deuda usurera. Fernández ya le había sacado impuestos a las petroleras, mineras y los bancos e insiste con la renegociación de la deuda con los bonistas.
Desde el Frente de Izquierda peleamos por lo opuesto: hay que dejar de pagar esa deuda usurera y fraudulenta y se destinen esos millones a combatir la tremenda crisis sanitaria, escolar y social. Hacen falta medidas de fondo, hay que aumentar drásticamente los presupuestos para revertir el colapso del sistema sanitario y educativo. Hay que comprar o fabricar todos los insumos y garantizar camas y aparatología en los hospitales (especialmente respiradores mecánicos), nombrar médicos, enfermeros y auxiliares necesarios, aumentar sus sueldos. Que el acceso a los medicamentos, insumos y estudios sean gratuitos para los pacientes, tanto en los hospitales como en las clínicas privadas.
Por ultimo creo que hay que exigir protección laboral, que las patronales garanticen condiciones seguras de trabajo, que se les garantice el salario a aquellos trabajadores que se quedan en su casa y tienen condiciones de contratación precaria o en negro, y prohibir los despidos y suspensiones por ley.
¡Que la crisis que genera esta pandemia la paguen los empresarios, las multinacionales y banqueros, no los trabajadores!
 
Nota: Las opiniones del artículo son exclusiva responsabilidad del autor.

Publicado el viernes 27 de marzo de 2020

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